Todoque, de 1.500 habitantes, fue desalojado por completo el lunes, un día después de que el volcán, aún sin nombre, emplazado en la zona de Cabeza de Vaca, estallara el domingo a las tres y cuarto de la tarde. Sus habitantes se refugiaron, como la mayoría de los más de 5.000 que han sido desalojados en la isla Canarias, en casas de familiares o de amigos. Carmen asegura que cuando salió el domingo de casa lo hizo muy calmadamente, imaginando que en pocos días podría regresar, que todo iba a ser un mal sueño de un par de días o una semana. Hasta esta mañana, en que le avisaron del Ayuntamiento advirtiéndole de que contaba con una hora.
El guardia civil se acerca de nuevo al grupo de la cola y, uno a uno, les va permitiendo el paso, en un coche y acompañados de un bombero. Carmen se monta en uno de los vehículos junto a otras dos personas y se interna en Todoque.
En una esquina de Los Llanos, en la isla de La Palma, hay una cola de tres o cuatro personas agitadas en frente de un control de la Guardia Civil que les corta el paso hacia su barrio. Una de ellas, Carmen Santos, llora. Tiene unos 40 años. A su lado, hay un hombre en camiseta y pantalón corto, de 65 años, que se llama José Carlos González. Miran obsesivamente hacia el comienzo de la carretera que conduce hasta el barrio de Todoque. Carmen, que tiene su casa allí y fue evacuada el domingo, pregunta a gritos: “¿Cuándo vamos a poder entrar? La alcaldesa me ha llamado y me ha dicho que tengo una hora para sacar lo que pueda”. Un mando de la Guardia Civil se acerca a ellos. Educadamente, tratando de tranquilizar la situación, les anuncia: “Pronto. Todos van a poder pasar. Pero hay que hacerlo por orden, para evitar pillajes.